viernes, 13 de marzo de 2009

La Caixa me protege, cuida de mi, vigila mi dinero...

Estamos en época de crisis, y no soy nadie para juzgar las políticas ahorrativas de las empresas. Entiendo que quieran ahorrar en alquileres y sueldos, pero quisiera recordarles también que su beneficio es frecuentemente producto de nuestros esfuerzos, de nuestras nóminas y pensiones, de los ahorros que tanto cuestan agrupar.
Este mes Cardona, ha quedado con sólo una oficina, no voy hablar mal de sus trabajadores, pues su amabilidad y eficiencia, hoy para mí poco tiene que ver con la entidad por la que trabajan.
Nos han quitado una oficina, la más céntrica y accesible, y nos han cerrado los dos cajeros automáticos. En el barrio dónde yo resido, mis vecinos mayores, jubilados, no pueden sacar su pensión poco a poco, día a día, deben desplazarse más de 1 kilómetro para poder usar un terminal, que a duras penas habían conseguido manejar.
Señores de La Caixa, ustedes se jactan de su labor social, de su cercanía para la población, pero en mi pueblo esto no se cumple ni por asomo.
Hoy he despedido a Julià, mi cajero y hombre de confianza en los últimos años, daré la bienvenida a Maria, y el que sale ganando es mi marido,, para poder ir al cajero debo desplazarme tanto, que intento no ir, pero claro habrá un aumento en el gasto de la tarjeta, no si ya saben lo que hacen, pierden los comerciantes gana La Caixa.
Este es mi pequeño problema, para otros vecinos míos, a los que les queda el cajero a más de un kilómetro, mi problema pequeño, se convierte en su gran problema, obligando a sacar más de lo que necesitan, y estarán de acuerdo conmigo, que los euros duran de cómo decimos los catalanes “De Nadal a Sant Esteve”. Y lo más triste, es que esta situación no sólo debe pasar en Cardona, sino en todas las oficinas alquiladas, si ahora hay colas piensen que no es debido a un aumento de clientes, sino a una bajada en la calidad de sus servicios.

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